"Cuando hicimos incidir una luz láser en el área prelímbica de la corteza prefrontal del cerebro, la búsqueda compulsiva de cocaína desapareció", afirma Antonello Bonci, director científico del programa de investigación
NIDA (National Institute on Drug Abuse) de NIH.
El logro ha aparecido detallado en
Nature y demuestra el papel fundamental de la corteza prefrontal en la adicción compulsiva a la cocaína, informa la UCSF en un
comunicado sugiere la posibilidad de un nuevo tratamiento que podría ser probado en humanos pronto, según Billy Chen, investigador del NIDA y autor principal del estudio.
Esta nueva terapia para humanos no se basaría en el uso de láseres, pero sí en una estimulación electromagnética similar, realizada desde el exterior del cuero cabelludo. Para ello podría usarse una técnica denominada estimulación magnética transcraneana
(EMT). Los ensayos clínicos en esta dirección ya están siendo diseñados, añade Chen.
Merma neuronal y adicción El consumo de cocaína es un problema importante de salud pública en Estados Unidos actualmente, y supone una pesada carga para la sociedad en términos de pérdida de productividad laboral, pérdida de ganancias; aumento de la delincuencia y de los encarcelamientos; y en términos de gasto en investigaciones, tratamientos y prevención.
Pero el coste humano es aún mayor, ya que se calcula que hoy día hay 1,4 millones de estadounidenses adictos a esta droga. Con frecuencia, su consumo ocasiona visitas a emergencias - 482.188 solo en 2008 - y se considera una de las principales causas de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares en personas menores de 35 años.
Una de las características de la adicción a la cocaína es su consumo compulsivo o la pérdida de la capacidad de abstenerse de tomarla incluso cuando está en riesgo la propia vida.
Lo que hace que este nuevo trabajo tan prometedor, afirma Bonci, es que Chen y sus colaboradores han investigado con un modelo animal que reproduce este tipo de adicción compulsiva a la cocaína. Estos animales, al igual que los adictos humanos, son más propensos a tomar malas decisiones y a consumir cocaína, incluso cuando saben que resultarán dañados por tomarla.
Los estudios electrofisiológicos realizados con estas ratas demostraron que estas presentaban una actividad extremadamente baja en la corteza prefrontal, que es una región del cerebro fundamental para el control de impulsos, la toma de decisiones y la flexibilidad del comportamiento.
Estudios similares llevados a cabo con cerebros de seres humanos han mostrado el mismo patrón de actividad baja en esta región, en individuos adictos compulsivos a la cocaína.